En nuestro mundo moderno, la línea entre la psicología y la espiritualidad es cada vez más delgada.
Orientamos nuestra magia tanto hacia el desarrollo interior como hacia la dirección cósmica, y vemos cada vez más claramente que la psique y la materia son lados cooperativos del mismo todo.
Y aunque no veamos conscientemente nuestra magia y espiritualidad como una práctica psicológica, todo se reduce a la perspectiva. Porque si bien existen muchas escuelas de psicología, hay una que destaca como la psicología del alma.
Como describe el Centro CG Jung de Chicago: «La psicología profunda se refiere a enfoques terapéuticos que permiten explorar los aspectos sutiles, inconscientes y transpersonales de la experiencia humana. Un enfoque profundo puede incluir tradiciones terapéuticas que exploran el inconsciente e implican el estudio y la exploración de los sueños, los complejos y los arquetipos».
En esencia, la Psicología de las Profundidades es una forma de análisis psicológico que se centra en la relación entre las partes inconsciente y consciente de la psique. Profundiza mucho más que muchas de las formas más típicas de psicología conductual a las que estamos acostumbrados, que suelen centrarse principalmente en nuestros pensamientos y sentimientos conscientes.
La psicología de las profundidades, que incluye las escuelas de Sigmund Frued, Carl Jung y Alfred Adler, examina los sueños, las sincronicidades, los lapsus lingüísticos, los síntomas físicos, las dinámicas interpersonales, las neurosis y mucho más para sondear no el espacio consciente sino el inconsciente.
Se basa en la creencia fundamental de que nuestra psique es compleja y multidimensional, y que no necesitamos afrontarla, sino alcanzar la plenitud. Como recuerda Jung, debemos hacer consciente lo inconsciente para vivir con sentido, autenticidad y equilibrio.
Y lo hermoso de la psicología profunda es que, cuando buscamos esta integración, nos adentramos naturalmente en el camino espiritual. Por eso, a menudo llamamos al trabajo de psicología profunda el viaje psicoespiritual, porque no buscamos comprender nuestros estilos de apego, nuestros mecanismos de afrontamiento ni nuestros lenguajes del amor. Intentamos escuchar la sabiduría de nuestros sueños, los susurros de nuestras sombras, los anhelos del Ser que nos atraen con su gravedad primordial.
Así que, si has sentido la necesidad de adentrarte en tu alma, la Psicología Profunda podría ser justo lo que necesitas. Es el puente perfecto entre la mente y el corazón, la ciencia y el alma, y nos ofrece un camino hacia la plenitud.
Fuente: Mariana - La Hermana de Perséfone.
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