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El Camino de la Vulnerabilidad (Artículo Libre)

El Camino de la Vulnerabilidad (Artículo Libre)

Uno de mis aprendizajes más grandes en este último tiempo fue que encarnar al arquetipo de la bruja en mi vida diaria me iba a invitar varias veces a aceptar e integrar mi vulnerabilidad.

Solía ser administradora de empresas, y en algún punto aún lo sigo siendo, pasé de administrar empresas ajenas a administrar la mía propia. Sin embargo, al principio, no me consideraba a mí misma bruja - aunque ya lo era. Hoy día mi bruja interna está más despierta que nunca y puedo afirmar que el camino de la bruja es el camino de la aceptación de la vulnerabilidad, porque no se puede no experimentar sensibilidad.

La vulnerabilidad no es debilidad. Ser vulnerable significa, para mí, dejarme atravesar por la vida: sentir todo. Para encarnar a la bruja necesitamos de este superpoder activo, porque la comunicación con la tierra, los espíritus y lo divino es sutil y sensible. El desarrollo personal y espiritual requiere, en muchos casos, abrirle la puerta a la vulnerabilidad.

Me he encontrado últimamente atreviéndome a llorar en espacios sagrados para mí, pero públicos, como en la membresía El Coven o en mis cursos en vivo. Algo que la yo del pasado no se imaginaba posible. Y me he encontrado también juzgándome a mí misma por ello: ¿No seré demasiado sensible? ¿Será correcto que me permita mostrarme así en estos espacios? ¿Seré poco profesional por esto? Unas horas más tarde, mi Yo Superior me recuerda, una y otra vez, que no hay otro camino posible, porque ¿Cómo voy a hablar de brujería, de magia, de sensibilidad y de conexión con otros planos si no me muestro auténticamente en conexión con ello? ¿Qué sentido tiene hablar de algo y reservarme el sentir que esto me provoca para la intimidad de mis cuatro paredes?

El centro de todos mis compatires reside aquí: en la posibilidad de abrirse a sentir para conectar con algo que va más allá de la mente racional y el mundo físico. Y, es más, si no podemos conectarnos con otros seres encarnados como nosotras, es difícil practicar verdaderamente una brujería que funcione.

He llegado a la conclusión de que existe una vulnerabilidad saludable y que habitarla de manera intencional nos empodera y expande. 

La vulnerabilidad es un estado del ser necesario para el crecimiento en la vida y en la brujería. La vulnerabilidad intencional, consiste en elegir con qué y con quién nos conectamos. Desarrollarnos personal y espiritualmente requiere apertura. La exploración y curación de las sombras requiere vulnerabilidad. A medida que nos abrimos a nuestra propia verdad, esta creciente apertura puede extenderse a nuestras interacciones con los demás, personas físicas y no físicas, y esto puede que sea lo más desafiante. 

Una vulnerabilidad con límites sanos, un círculo mágico personal y presencia absoluta puede conducirnos a la expansión personal y al contacto genuino con otros, ya sean seres físicos o místicos.

La vulnerabilidad saludable es la energía de la bruja soberana: elegir los riesgos asumidos y comprender nuestros propios miedos. El coraje nunca es la falta de miedo, sino estar cagadas de miedo y hacerlo de todos modos. Simplemente no de manera imprudente. La atención plena, la contemplación y la planificación son parte de una brujería eficaz. La conciencia de ser vulnerables, nuestras reacciones al sentirnos amenazadas y ansiosas, es parte del proceso de conocernos a nosotras mismas.

Como brujas, podemos trabajar con la energía de la vulnerabilidad para trascender nuestros miedos y avanzar con valentía mientras reconocemos nuestras ansiedades y logramos nuestros objetivos. Esta es la paradoja de la vulnerabilidad: puede debilitarnos o empoderarnos. La decisión es nuestra.

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